Democracia dominicana, 55 años de mentiras y manipulación.
Por FELIX BETANCES.
Para hablar de la democracia dominicana, hay que partir de la
caída del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, ajusticiado el 30 de mayo
del año 1961, hecho consumado por quienes en principio fueron sus aliados y
amigos y que debido a los desmanes de la
dictadura, fueron poco a poco convirtiéndose en sus enemigos, hasta lograr
destruirlo.
La democracia es un sistema mediante el cual, el pueblo elige
a sus autoridades en calidad de sus legítimos representantes, en el entendido
de que éstas, manejarán con pulcritud,
todos los recursos (de toda índole), que se convierten en bien común.
Para desgracia del pueblo dominicano, esto ha sido todo lo
contrario, tomando en cuenta la realidad de lo que hemos vivido tal y como lo
registra la historia de las últimas décadas.
Por ejemplo: Trujillo se encargó de robarle al pueblo
dominicano, pero lo hizo en una forma más o menos disfrazada ya que estableció
las bases de un verdadero desarrollo, con el establecimiento de más de 40
empresas de diferentes actividades tanto industriales como agrícolas y de
manufactura, que le permitieron al país, ser autosuficiente en la producción de
ciertos rubros, a tal punto que convirtieron al país en exportador de varios
productos. Es innegable que era el dueño de los principales negocios, (no el único
como se ha querido decir, habían otros), era evidente que parte de los beneficios, se veían y se
reflejaban en sectores sociales del pueblo, entre lo que cabe destacar logros
como: la eliminación de plagas tales como: el Piojo, la Carángana, la Nigua y
la pulga, y enfermedades como: el Sarampión, la Buba, la Viruela, la Lepra, la
Sarna Perruna y otros Virus.
Hoy sin embargo, el País ha producido aproximadamente, cinco
mil millonarios, que no se han hecho trabajando ya que todos sabemos que aquí
no hay forma de que nadie se haga millonario y mucho menos multimillonario, en
base al trabajo.
Se han hecho, en base al usufructo y al despilfarro de los
recursos del Estado y apoyados por los diferentes gobiernos que hemos tenido,
bajo el amparo de la mal llamada democracia, en la que se favorece a los amigos
y relacionados donde de manera burlesca, todo pasa y se deja pasar como si a
nadie le importara.
Lo peor de todo, es que no se vislumbra ninguna esperanza de
cambio que pueda favorecer al pueblo ya que los actores siguen y seguirán
siendo los mismos, a veces con diferentes Trajes.
Es triste para el que tiene la facultad de pensar, ver la
euforia con la que se ufanan los sectores políticos cuando se encuentran con
las garantías de llegar al poder o de seguir en él, para lo cual no escatiman
recursos algunos, a fin de lograr sus objetivos, aunque al pueblo se lo lleve
el mismo Satanás.
Todo sigue siendo la misma porquería, dilapidación del
patrimonio público, compra de conciencias con prebendas y tráfico de influencias,
entre otras diabluras, tales como el aumento de la deuda pública en
proporciones alarmantes, para cosas que el pueblo no tiene ni idea, de cómo se
manejan.
A este pueblo de ignorantes involuntarios en ocasiones y de
ignorantes a propósito, solo hay que dedicarle la canción del famoso merenguero
dominicano, Wilfrido Vargas, que dice en uno de sus estribillos: “Charo Charo,
te llevó el Diablo/Charo Charo, te llevó el Diablo”.
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