La ADP sigue de forma poco responsable de espaldas al pueblo.
Por FELIX BETANCES.
En ocasiones anteriores y que ante ciertas circunstancias nos
hemos referido a la Asociación Dominicana de Profesores ADP, lo hemos hecho
atendiendo a los hechos y acontecimientos del momento y especialmente con atención
a la forma en cómo han manejado los asuntos inherentes a su compromiso; tanto
en lo gremial como en lo social, llámese ellos como clase o conglomerado y la
sociedad que los sustenta, a espaldas de la cual actúan, sin ningún miramiento
o consideración.
Hemos expresado en varias ocasiones, que la ADP no ha sabido
enfocar sus luchas en consonancia con las necesidades reales y tomando en
cuenta la importancia del papel que
juega dentro del conglomerado estudiantil y de sus respectivas familias,
definiendo las líneas de acción, y deliberando en qué medida, cualquier forma
de lucha pudiera beneficiar o perjudicar a quienes la sustentan.
La ADP solo se ha preocupado por luchar en favor de sus
reivindicaciones gremiales y personales, sin tomar en cuenta las urgencias del resto
la comunidad educativa, aunque para ello, siempre se ha escudado en ella o se ha apoyado en la
misma para conseguir sus objetivos.
El lema por excelencia de la ADP ha sido “AUMENTO DE SALARIOS”,
el cual de manera sutil, siempre acompaña de otras necesidades, las cuales
nunca se logran y ni siquiera se remedian, una vez conseguidos los objetivos
que ellos se plantean. Si se hubiesen enarbolado verdaderas luchas sociales,
hoy fuese otra la cara de la escuela dominicana.
Es cierto que hay muchos problemas y serias necesidades en las escuelas de todo
el País, pero ¿cuáles han sido los planteamientos de la ADP frente a las
autoridades en los que por lo menos, hayan hecho alguna propuesta de diálogo en
procura de soluciones?. Ninguna y eso demuestra simplemente cual ha sido la preocupación.
Ha sido una preocupación permanente durante mucho tiempo,
aunque eso a la ADP le ha importado “un comino”, el hecho de que para sus
actividades gremiales y de interés grupal, como ellos se consideran una clase
privilegiada, tengan que tomar gran parte del tiempo hábil de docencia, lacerando
así el derecho que tienen las familias de recibir a tiempo completo el pan de
la enseñanza de sus hijos; (por cualquier circunstancia; no hay clases y ya;
todo se queda ahí, sin consecuencias).
A esto se agrega como es natural y harto conocido por la población,
la deficiente o mala calidad de la enseñanza que se imparte en la mayoría de
las escuelas dominicanas, donde según los parámetros internacionales, somos uno
de los países más atrasados en varias asignaturas.
La ADP necesita una re ingeniería, para que pueda adecuarse y
poder entender la realidad de los nuevos tiempos; que entienda que las luchas
gremiales especialmente en el caso que nos ocupa, no se trata solo de luchar
por el bienestar de los maestros; sino también de los estudiantes, de sus
familias y de país en su conjunto.
La ADP ha perdido el respeto ante la sociedad educativa y
tiene que reorientarse para poder rescatarlo; pero para eso debe entender que
el respeto no se compra en una Farmacia ni en un Almacén; que no es asunto de
retórica y del buen hablar, sino que se gana a través del cumplimiento estricto
de los compromisos que nos imponen la realidad y las circunstancias.
La docencia al alumnado y la calidad de la misma, son un
compromiso ineludible; o se ajustan o pasarán por la vida sin saber que
pasaron; como dijo el poeta, pero habiendo dejado un gran daño a las sociedades
del futuro.
Sabemos que no es nada simpático hablar de este tema, pero
hay que olvidarse de las simpatías y decir las cosas como son o dejar que la
Carreta le pase delante al Caballo.
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