viernes, 4 de noviembre de 2016

La ADP sigue de forma poco responsable de espaldas al pueblo.

Por FELIX BETANCES.

En ocasiones anteriores y que ante ciertas circunstancias nos hemos referido a la Asociación Dominicana de Profesores ADP, lo hemos hecho atendiendo a los hechos y acontecimientos del momento y especialmente con atención a la forma en cómo han manejado los asuntos inherentes a su compromiso; tanto en lo gremial como en lo social, llámese ellos como clase o conglomerado y la sociedad que los sustenta, a espaldas de la cual actúan, sin ningún miramiento o consideración.

Hemos expresado en varias ocasiones, que la ADP no ha sabido enfocar sus luchas en consonancia con las necesidades reales y tomando en cuenta  la importancia del papel que juega dentro del conglomerado estudiantil y de sus respectivas familias, definiendo las líneas de acción, y deliberando en qué medida, cualquier forma de lucha pudiera beneficiar o perjudicar a quienes la sustentan.

La ADP solo se ha preocupado por luchar en favor de sus reivindicaciones gremiales y personales, sin tomar en cuenta las urgencias del resto la comunidad educativa, aunque para ello, siempre  se ha escudado en ella o se ha apoyado en la misma para conseguir sus objetivos.

El lema por excelencia de la ADP ha sido “AUMENTO DE SALARIOS”, el cual de manera sutil, siempre acompaña de otras necesidades, las cuales nunca se logran y ni siquiera se remedian, una vez conseguidos los objetivos que ellos se plantean. Si se hubiesen enarbolado verdaderas luchas sociales, hoy fuese otra la cara de la escuela dominicana.

Es cierto que hay muchos problemas  y serias necesidades en las escuelas de todo el País, pero ¿cuáles han sido los planteamientos de la ADP frente a las autoridades en los que por lo menos, hayan hecho alguna propuesta de diálogo en procura de soluciones?. Ninguna y eso demuestra simplemente cual ha sido la preocupación.

Ha sido una preocupación permanente durante mucho tiempo, aunque eso a la ADP le ha importado “un comino”, el hecho de que para sus actividades gremiales y de interés grupal, como ellos se consideran una clase privilegiada, tengan que tomar gran parte del tiempo hábil de docencia, lacerando así el derecho que tienen las familias de recibir a tiempo completo el pan de la enseñanza de sus hijos; (por cualquier circunstancia; no hay clases y ya; todo se queda ahí, sin consecuencias).

A esto se agrega como es natural y harto conocido por la población, la deficiente o mala calidad de la enseñanza que se imparte en la mayoría de las escuelas dominicanas, donde según los parámetros internacionales, somos uno de los países más atrasados en varias asignaturas.

La ADP necesita una re ingeniería, para que pueda adecuarse y poder entender la realidad de los nuevos tiempos; que entienda que las luchas gremiales especialmente en el caso que nos ocupa, no se trata solo de luchar por el bienestar de los maestros; sino también de los estudiantes, de sus familias y de país en su conjunto.

La ADP ha perdido el respeto ante la sociedad educativa y tiene que reorientarse para poder rescatarlo; pero para eso debe entender que el respeto no se compra en una Farmacia ni en un Almacén; que no es asunto de retórica y del buen hablar, sino que se gana a través del cumplimiento estricto de los compromisos que nos imponen la realidad y las circunstancias.

La docencia al alumnado y la calidad de la misma, son un compromiso ineludible; o se ajustan o pasarán por la vida sin saber que pasaron; como dijo el poeta, pero habiendo dejado un gran daño a las sociedades del futuro.


Sabemos que no es nada simpático hablar de este tema, pero hay que olvidarse de las simpatías y decir las cosas como son o dejar que la Carreta  le pase delante al Caballo.

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