La
Mujer.
(Liberación
femenina, equidad de género, o igualdad de condiciones, etc.).
¿Qué es lo
que hace falta?.
Como se sabe, en el presente vivimos una
situación que tenía que venir tarde o temprano, en lo concerniente al alcance
que han logrado las grandes luchas, libradas por las mujeres de casi todo el
mundo tomando como punto de partida, el año en que por primera vez, se
escenificó una decisiva batalla en contra de las injusticias que se cometían en
una Fábrica de costura de Nueva york en Estados Unidos de América, donde unas
146 mujeres perecieron frente a sus
instalaciones hacia el año 1857.
Hay que
reconocer en toda su magnitud, los logros alcanzados a los cuales en un
principio se les llamó “liberación femenina” y que en la actualidad se les
llama “Equidad de Género”.
Según las
sagradas escrituras, Dios creó al hombre (Adán) y al notarlo muy solo y triste, creó a la mujer, (Eva)
extraída de una de sus costillas.
Cierto es
que no la creó como una esclava sino como una auténtica compañera, a tal punto
que la adornó con encantos muy particulares y además con la facultad especial
de concebir y reproducir al ser humano.
La mujer ha
alcanzado lugares señeros con el devenir del tiempo, ocupando espacios muy bien
merecidos que la sociedad en su conjunto ha tenido que reconocer.
Aunque se
ha visto al hombre como el principal obstáculo en contra del desarrollo de la
mujer, por la condición de segunda creación, hay que entender que parte
importante de esos logros, han sido motivados por la defensa del propio hombre
como compañero, y con quien tiene que compartir destinos comunes como son: La
procreación, desarrollo y sostenimiento de la familia.
Una muestra
de esto, fue el arrojo y valentía mostrados por Anacaona, bautizada como “La
Reyna de América” al sublevarse en las Sierras del Bahoruco, en contra de los
abusos cometidos por los españoles en la Isla hispaniola.
Y qué decir
de Dña. Florinda Soriano (Mamá Tingó), quien en su lucha por un pedazo de
tierra donde producir los alimentos para su familia, consiguió la muerte y
miles de casos más.
En varios
países del mundo, las Constituciones y las Leyes, refrendan los derechos de la
mujer entre los que se encuentran: Vivir libres de maltrato y violencia, no
recibir ningún tipo de agresión, vivir sin miedos, sin amenazas, sin
humillaciones, derecho a equivocarse, a elegir su profesión u oficio, a
expresar sus pensamientos a valerse por sí mismas , entre otros.
Esto no es
nada nuevo, ya que estos derechos están establecidos en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos del 10 de Diciembre de 1948 publicada por la Organización de las Naciones
Unidas (O.N.U.).
Son
notables los progresos de las mujeres en términos de desarrollo intelectual ya
que en varios países del globo terráqueo más del 60 por ciento de personas que
cursan estudios en carreras técnicas y universitarias, son mujeres. En
consecuencia, hemos tenido y tenemos a grandes mujeres que han llegado a ocupar
altas posiciones, incluyendo jefaturas de Estados y demás.
Sin embargo
, y no obstante a estos alcances, hay que ver con preocupación la situación que
ha venido dándose en el mundo y que gravita lastimosamente en contra de las mujeres,
en una forma que podría verse como la antítesis de todo lo anteriormente
expuesto.
Se agudiza y
crece en forma alarmante la pérdida de vidas de mujeres a manos de sus
compañeros, de igual forma, el maltrato físico y verbal y la humillación, entre
otros.
Estos
elementos negativos siempre han estado presentes entre los seres humanos, lo
que resulta difícil de entender es, por qué en lugar de disminuir o
erradicarse, su tendencia es al crecimiento.
Parece ser,
que la mujer a pesar de los logros y a pesar de su desarrollo intelectual, solo
se ha ocupado de llenarse de libertad tal y como lo haría, cualquier Ave
liberada de su jaula repentinamente.
No se ha
detenido a pensar, que los cambios de conducta en el Ser Humano, no se dan de
la noche a la mañana y que lo más importante en tal caso, es prepararse para
tal fin, en el entendido de que a veces se necesitan décadas para alcanzar las
metas, las cuales casi nunca llegan a lograrse en un ciento por ciento.
La mujer
debió y debe procurar prepararse para iniciar un proceso de concienciación,
dirigido a enseñar, a convencer y hasta a educar al hombre del presente, con
miras a lograr un cambio de actitud y de pensamiento en lo que pudiera llamarse
“la reeducación del hombre en referencia a la mujer”, o como se le quiera
llamar.
Sin
embargo, para poder educar, primero hay que procurar educarse y es
principalmente donde se encuentran las grandes dificultades. Es sabido que hay
mujeres que no han entendido que la disciplina, el aplomo, el dialogo, y la
convivencia pacífica, son indispensables para lograr ese cambio de conducta en
el ser opuesto.
No tan solo
el hombre, que dicho sea de paso ha sido
educado para eso o mejor dicho, no ha sido educado; ha sido el gran resistido,
sino que existen mujeres las cuales han exhibido comportamientos contrarios a
la propia causa, acompañado esto de las aberraciones que sufre la sociedad
actual, con la consabida pérdida de valores: morales, espirituales, patrióticos,
sociales, entre otros.
Estoy
convencido de que el hombre necesita ese proceso educativo, comenzando desde
cero y desde ya, para que así pueda lograrse ese necesario y obligatorio e
indispensable cambio de actitudes.
Hay que
tener muy en cuenta sin embargo, que esto no será lograble, si no contamos con
una mujer que se auto valore, que
reconozca su verdadero espacio en la sociedad, que siga optando por prepararse
para crecer en todos los aspectos de la vida; que entienda que esto no podrá conseguirse,
mientras existan mujeres que dispongan de sus cuerpos a cambio de bebidas
alcohólicas u otros placeres, o que existan mujeres que se jacten en coquetear,
con el fin de distraer y de causar daños a otras mujeres con sus parejas y que
existan mujeres que opten por hacer parejas con otras mujeres en relaciones
maritales, entre comillas, y en las que actúan usurpando el desafortunado papel
de hombres.
Para que
esto cambie, se hace impostergable una educación especial que logre convencer
al hombre de esa realidad, pero una educación que se imparta al conjunto de la
sociedad (niños, niñas, adolescentes y adultos), porque si no se involucra a
todos como un conjunto, no se lograrán los objetivos, quiero dejar esto bien
claro.
Con la
simple excusa de que existen leyes que protegen a la mujer en distintos países
del mundo, no se ha logrado lo esperado y sin ese proceso educativo, sin ser
pesimista, creo que tampoco se logrará lo necesario.
Es tiempo
ya de abrir esa escuelita. Si no es
mucho pedir, comencemos por “Pre-Kínder” o por primero de Básica. Me hago la idea de que estoy hablando con los
grupos feministas y con todas las instituciones que trabajan en ese sentido. ¡VAMOS!.
Locutor Félix Betances Acosta
Barahona, R.D. Abri-2011.
809-762-3120
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